La rehabilitación de una fachada es cuestión de tiempo: es algo que siempre hay que llevar a cabo. Los motivos suelen ser variados, aunque por regla general el más habitual es debido a la antigüedad del edificio.
Cuando toca rehabilitar la fachada de un edificio, vienen a nuestra mente negras nubes en forma de gastos que a menudo tendremos que añadir a nuestro sufrido bolsillo.
En este artículo os vamos a mostrar cómo lo que consideramos un simple gasto inoportuno como puede ser la rehabilitación “forzosa” de una fachada, puede convertirse en una magnífica inversión a corto, medio y largo plazo.
¿Qué cómo puede ser? Te lo explicamos a continuación.
Lo barato sale caro
Antes de entrar en detalles, me gustaría aclara un principio que es válido para muchos aspectos de nuestra vida. Es el tan conocido “lo barato sale caro”. Y es que es verdad, es así, tal cual.
¿Cómo aplicamos este principio en la rehabilitación de una fachada? Asegurándonos de que la técnica, los materiales y los profesionales que realizen el trabajo ofrezcan un mínimo de calidad.
Hay diversas técnicas que se pueden utilizar para rehabilitar una fachada. El presupuesto más barato nos lo harán si se realiza el trabajo con el sistema enfoscado de mortero de cemento.
Los aspectos negativos de este sistema son numerosos: es excesivamente rígido (se agrieta con facilidad), presenta un aspecto final muy pobre, por lo que la práctica habitual es utilizarlo como soporte para un nuevo revestimiento de acabado, que puede consistir en una simple pintura, o en una nueva capa de un material más fino.
Este sistema, además, requiere un mayor mantenimiento debido a que necesita una mayor frecuencia del pintado y limpiado.
Con respecto a sus características higrotérmicas tampoco es un sistema recomendable, el mortero de cemento es impermeable al vapor de agua, lo que unido a la falta de aislamiento exterior, suele provocar condensaciones interiores con sus importantes consecuencias para la salud de los ocupantes de las viviendas.
No es tamnpoco un sistema recomendable por sus características mecánicas, ya que su exceso de rigidez provoca numerosas fisuras y grietas cuando la estructura es de madera, metálica o cuando la estructura no es de hormigón armado.
Otro sistema habitual es el enfoscado monocapa que consiste en la aplicación de un mortero predosificado industrialmente, compuesto por cemento, aditivos, áridos, y fibras, al que únicamente se le añade agua en obra y una vez amasado, se extiende o proyecta sobre las paredes de cerramiento en una sola capa de unos 15 mm de espesor, con distintas posibilidades de texturas y colores que constituye el acabado de fachada.
El producto terminado posee interesantes propiedades impermeables y transpirables que contribuyen al buen comportamiento higrotérmico de las fachadas, aunque no supone ninguna mejora en su aislamiento térmico acústico.
Estos dos sistemas son los de uso más habitual en rehabilitación de fachadas precisamente por que se consiguen los presupuestos más económicos. Pero presupuesto económico no es igual a ahorro o más barato.
Como hemos visto, ambos sistemas ofrecen nulas propiedades de aislamiento térmico y acústico, además de requerir mayor mantenimiento con el paso del tiempo. Esto significa que a medio y largo plazo pagaremos más y tendremos menos confort en nuestro hogar. Más gasto en calefacción y aire acondicionado, más gastos de mantenimiento y menos confot al no disfrutar de un buen aislamiento acústico, algo que según donde vivamos puede ser muy significativo.
Y, por supuesto, además de la técnica y materiales utilizados, asegurémonos de quiénes realizan el trabajo de rehabilitación. Comprobemos de que sean profesionales contrastados y que nos ofrezcan garantías de calidad.
Sistemas avanzados de rehabilitación de fachadas
Por otro lado cada vez son más las comunidades de vecinos y particulares que valoran la calidad, el confort y calculan los costes pensando a medio y largo plazo, no solo en el presupuesto inmediato.
Por eso cada vez vemos más fachadas construidas (ya sean de nueva construcción o rehabilitadas) con nuevos materiales y técnicas que ofrecen grandes beneficios. Entre este tipo de sistemas avanzados resalta el sistema SATE.
El sistema SATE (sistema de aislamiento térmico por el exterior) consiste en la colocación en la cara externa de las fachadas de planchas de aislamiento térmico, de poliestireno expandido o lana mineral, adheridas al muro mediante adhesivos o tacos de plástico para evitar la corrosión.
Este sistema permite conseguir ahorros en la factura energética estimados entre un 63% en verano y un 70% en invierno. Podemos imaginar lo que, en términos de ahorro, nos aporta una construcción con este tipo de sistema comparado con cualquier otro.
5 beneficios añadidos de utilizar el sistema SATE en la rehabilitación de fachadas
Queda claro que utilizar un sistema avanzado de rehabilitación de fachada como SATE nos aporta un ahorro energético enorme. Ese, por si solo, es motivo suficiente como para decantarnos por este sistema.
Pero hay más beneficios y los vamos a listar a continuación:
Ahorro de mantenimiento. En comparación con otros sistemas que requieren un mantenimiento frecuente, con el sistema SATE de rehabilitación de fachadas se utiliza mortero acrílico, por lo que se ensucia muy poco y es muy resistente a las inclemencias del tiempo, por lo que se mantiene inalterable y con los colores vivos a lo largo del tiempo.
Mejora la venta del inmueble. La mejora del aislamiento de una fachada mejora la calificación en la escala de certificación energética de edificios existentes. Esto sucede en otros países de la unión europea, y supone que el valor de una vivienda, oficina,… será sensiblemente mas elevado si la calificación energética es A que si es una D ya que implica unos consumos energéticos muy inferiores.
Llegará a ser obligatorio. El Informe de Evaluación de Edificios IEE incluye la obligación de la evaluación energética de los edificios. Aunque en este momento es una sección meramente informativa, todo parece indicar que un aislamiento térmico deficiente en un futuro puede ser motivo de que la inspección tenga resultado negativo.
Aumenta la salubridad del inmueble. El aislamiento térmico exterior suprime los puentes térmicos que se producen en las fachadas, esto evita condensaciones superficiales y la formación de mohos en las paredes frías.
La humedad favorece la presencia de mohos, hongos, ácaros y otros patógenos, el hecho de respirar entre 10 y 20000 litros de aire con olor a humedad en las paredes al día genera importantes problemas de salud.
Protege los elementos estructurales. Las vigas, pilares, forjados… ven favorecida su durabilidad. La colocación de un aislamiento por la cara exterior del cerramiento supone una barrera protectora a los elementos estructurales del inmueble, sea cual sea su constitución, fabrica de ladrillo, madera, hormigón, acero…
Son fachadas totalmente impermeables al agua de lluvia y además aportan una considerable reducción de la exposición a los ciclos calor frío diarios y estacionales lo que se traduce en un considerable aumento de la durabilidad.
Empezábamos este artículo diciendo que la rehabilitación de una fachada es solo cuestión de tiempo. Y así es, tarde o temprano tendremos que asumir esta construcción en nuestro edificio. No caigamos en la tentación de apostar por el presupuesto más barato porque, en realidad, a medio y largo plazo será el más caro.
Y como decíamos, asegurémonos muy bien de qué profesionales realizarán la obra. En R.M.C. construcciones y Reformas tenemos décadas de experiencia en construcción y reformas, siendo la rehabilitación de fachadas una de nuestras especialidades.
Si estás pensando en rehabilitar la fachada de tu edificio o casa, contacta con nosotros. Te asesoraremos para encontrar la opción más adecuada para ti y te garantizamos la calidad de los materiales y el trabajo bien hecho.
Fotografías: pxhere.com (imágenes liberadas de los derechos de autor bajo Creative Commons CC0)
Debe estar conectado para enviar un comentario.